lunes, 23 de julio de 2012

Teógenes a la Bota. Pedriza.



Texto de Andrés Campos, extraido de la página web elpais.com





Borrachera de granito




Lo más llamativo de esta peña no es su forma de pernil o -cual fue la vieja idea pastoril- de bota de vino. Ni su altura, a pesar de que excede de los 40 metros sobre el terreno y los 1.900 sobre el mar. Lo más llamativo es la soledad de su emplazamiento, sin otra roca a la vista en varios hectómetros a la redonda, en mitad de la ladera que repecha desde las tollas de Prado Poyos hasta las torres que cierran la Pedriza posterior, augusto circo serrano donde la Bota finge un exótico obelisco plantado por el capricho de algún emperador.
La soledad de la Bota es la soledad del montañero Santiago Fernández Ruau, que tocar solía la ocarina a su sombra a principios del pasado siglo, cuando sólo un pastor, al que decían El Capitán, sendereaba su hato por estos andurriales de Prado Poyos. Guarnicionero de profesión, Ruau fabricaba hondas con las que retaba a los cabreros a concursos de puntería -curiosamente, sobre botas de vino- en las vecindades del risco, y también bolsas de cuero para premiar a aquellos a los que todas las veces, menos una, venció. Se despeñó en 1956, mientras vagabundeaba solo por la sierra, como siempre gustó.

La Bota es como un obelisco plantado por el capricho de algún emperador
Y es también la soledad vertiginosa de Teógenes Díaz y Ángel Tresaco, miembros de la Sociedad Peñalara que en 1932 efectuaron la primera ascensión a la Bota y, lo que es más memorable, el primer descenso en rápel de la Pedriza, técnica que abrió la veda para atacar los canchos más pingorotudos del macizo. Aún hoy, con sus 95 años a cuestas, Tresaco está escalando en una residencia de Neguri ese risco sin cima aparente, sin bajada posible y más solitario todavía que la Bota, al que, para abreviar, llamamos vida.
Relegada por los escaladores, que ya no la juzgan reto suficiente, y por los caminantes, que sólo vamos donde va Vicente, la Bota es un destino olvidado que exige armarse de nostalgia, casi tanto como de un plano y un altímetro. Provistos de todo ello, saldremos del aparcamiento de Canto Cochino (altitud, 1.025 metros), cruzando el puente sobre el Manzanares para remontar el vecino arroyo de la Majadilla por sendero marcado con trazos de pintura blanca y roja. A los tres cuartos de hora llegaremos a otro puente (1.160 metros), que no pasaremos, sino que seguiremos hacia el norte por el vallejo del arroyo de los Poyos, rastreando ahora una senda con señales blancas y amarillas que sube vuelta a vuelta hasta la meseta de los Llanillos.
La densidad del pinar en esta zona es tal que apenas veremos algo digno de mención, como no sean los cuatro grandes hitos del cruce conocido como Cuatro Caminos (1.425 metros; una hora y media). De frente, sin dejar la senda señalizada, treparemos por el roquedo y el espeso bosque hasta alcanzar un punto (1.720 metros; dos horas y media) en que vislumbraremos la punta de la Bota a través de la fronda -arriba, a la derecha-, así como una borrosa vereda que, saltando un regato, se asoma al cercano raso de Prado Poyos.
No será ésta, empero, la desviación que habremos de tomar, sino otra que aparecerá un cuarto de hora después, a 1.800 metros de altura, marcada con dos señales consecutivas de dirección errónea -un aspa blanca y amarilla-, y que nos pondrá en cinco minutos, atrochando por el selvático pinar, en el canchal que sirve de peana a la Bota. Allí veremos, a nuestros pies, el recóndito Prado Poyos, rezumando las linfas del arroyo que brinca y cabrillea peñas abajo. Y también veremos a esas otras amigas de la soledad, las cabras monteses -introducidas en la Pedriza en 1990-, que hacen con sus vientos de zaga la única música que aquí ha sonado desde que Ruau tocara la ocarina.
De vuelta en la senda principal, y antes de emprender el regreso, ascenderemos otro poco hasta el final del pinar, cerca ya del collado del Miradero (1.875 metros), donde se goza una excelente perspectiva aérea de la Bota, esa borracha de granito que ya nos hubiera gustado ordeñar con Ruau, Teógenes y Tresaco si la Pedriza solitaria que ellos descubrieron no nos hubiera pillado tan a destiempo. Salud.



Despues de éste primer relato de una historia más en la Pedriza, en la que los personajes (entre ellos el más llamativo Teógenes) te suenan ya vas entendiendo porque y cómo escalaban.

Ahora paso a comentar tranquilamente y con mucha ilusión mi primera ascensión a la Bota de la Pedriza. La visión de alguien con un concepto de la escalada "moderna" ante una vía "antigua" conocida como clásica.

Después de una caminata muy larga y habiendo llenado las cantimploras en el último arroyo, llegamos a la Bota. Unos veteranos montañeros nos acompañan en casi el último tramo y nos recomiendan la mejor aproximación para los dos nóbeles aspirantes a cumbrear la Bota; que somos, mi compañero y yo.

Primera vista de la Bota

Desvío del camino


Al llegar por ese camino ya en deshuso notamos lo poco frecuentada que está la zona y el mágico encanto de lo que es la primera cima rapelada en la Pedriza.



La vía elegida, la ruta Teógenes abierta por él mismo y Ángel Tresaco en el lejano año de 1932. Es un trazado sinuoso y bastante aéreo donde se pondrá a prueba nuestro nivel real de escalada clásica. Ver los pasos deszifrar el recorrido es bastante sencillo, lo complicado es ejecutar los movimientos con cierto estilo.

Llevamos un juego de friends completo, algunas cintas y anillos y sobre todo muchas ganas por escalar y revivir esos pasos que Teógenes imaginó y realizó en su época.

Entrada desde la izquierda y descender a la travesía


La vía comienza en su cara Norte propiamente y asciende en una travesia hacía derechas muy bonita y algo exigente (V+) protegida con material flotante y dos clavos fijos en la vía. La reunión se efectúa en un pequeño collado con un puente de roca no muy sólido, a reforzar con friends.


Estoy tan agusto en estos pasos que puedo permitirme sacar la cámara y fotografiar el ambiente y los seguros que encuentro.







Al rato me sitúo ya con la reunión perfecta y mi compañero sube por la otra cara el primer largo de unos 15 metros aproximadamente.



Va sacando los pasos cómodamente con la cuerda no muy tensa.



Llegamos a la reunión y como me ve muy ilusionado y no tiene muy claro el paso de hombros me deja hacerme el siguiente largo. Es un largo muy disfrutón.

Tiene unos pasos de roca algo arenosa pero con fisuras francas donde antes colocaban clavos y ahora nuestros friends entran perfectamente gracias a ese desgaste.

Vista desde la primera reunión

En la arista de la cara Sur


En el siguiente paso el croquis antiguo marca una reunión para hacer el famoso paso de hombros que Teógenes y Tresaco hicieron en su día. Actualmente protegemos con friends medianos la fisura y damos un paso atlético de V+ sobre una huevera y nos plantamos en la cumbre muy satisfechos y embelesados por el encanto de la escalada clásica.



Una mirada al pasado y observar la técnica del rápel en contrapeso de esa seta marcada con la maza para poder usarla cómo seguro y rapelar. Romántico y bastante arriesgado.

En un rápel de 20 metros justos estamos en el pie de vía donde hemos comenzado la ascensión.




Una cumbre muy recomendable,  para un Pedricero debería ser de obligado cumplimiento y resuelta su cima con humildad, respeto y algo de valor.

Vistas desde el collado



Una cumbre a la que he de volver sin duda, tengo ganas.

lunes, 16 de julio de 2012

Un agradable sitio donde escalar.






Si te quedas con la primera imagen de la cabecera del post ¿Donde te imaginas que es? ¿Algún lugar de moda? ¿Un paradisíaco sector en alguna cala levantina, o al otro extremo, griega?

Es un sito que por los Pedriceros ha sido injuriado e injustamente tratado; incluso por él mismo que teclea éstas palabras. Pero... ¿Por qué? En mi caso he tratado mal a Patones simplemente por el desconocimiento de sus buenas vías, por la falta de experiencia y por creer cuando se es aún más joven e inexperto que lo mejor es lo que conoces y el resto es una puta mierda. Es un defecto que tenemos los humanos y concretamente se da mucho en los Madrileños.

Tenía que haber hecho más caso a ese reputado escalador octavogradista, que por correo me animaba a dejar el Granito y su corrompible radón que afecta a las neuronas no dejando ver la claridad.
Por otro lado mi razón me decía que lo bueno de esto es escalar bien en todos los terrenos, y la principal fuente de caliza de la que se nutren los Madrileños es Patones. Le pese a quien le pese, Patones es una buena escuela con un buen número de vías de calidad que nos harán pensar y apretar los dientes. Hay que ir, recomiendo ir, hacer esas rutas en función de nuestro nivel.


Sinceramente pienso que al tirarse una temporada escalando en estos muros, fortaleciendo el brazo y lo que es "el pistón hidráulico"; conseguiremos ir mejor en las vías de granito. Un escalador (como es en mi caso, creo) que tiene ya la técnica de pies (adherencia y colocación) asumida; debe fortalecer su cuerpo con la caliza vertical, lo alejado de sus seguros (comparado con la Pedriza) y el cariz de esas vías Patoneras.

Resumiendo, la Pedriza se queda muy corta si quieres ser un escalador completo y no tener problemas en los grados escalando por cualquier escuela o zona. Hay que abrirse. Yo, ya lo he entendido; me ha costado mucho. Ha sido gracias a la ayuda de mis amigos los bomberos, quienes entre semana (el momento idóneo para escalar en todo Patones) me han llevado y me han enseñado la utilidad y belleza que vengo recalcando.



También es de agradecer los sabios consejos de Paco Sánchez (Paconan) ilustrado Patonero, conocedor de los muros como si fueran su propia casa, y sin querer presumir de ello pero presumiendo, mi "Personal-trainer-climber" al que pregunto y él me aconseja cuales son las mejores vías. Paconan, también es una fuente inagotable de aventuras y vivencias que son súper interesantes para comprender la evolución de la escalada en Madrid y concretamente en Patones. Junto con otros cuantos más sin duda.


Y para finalizar pongo unas fotos de mis amigos en la vía "Marihuana" una añeja vía de Patones, de las primeras; algo escondida y poco concurrida, recomendada como no por Paconan. Muy interesante para ver aquellas maneras de los felices 80 en Patones. Donde antes dejabas el macuto en la presa y no te lo tocaba nadie en todo el fin de semana. Antes todo el mundo se conocía y ahora... parece que vamos a más y a peor.

Pero son los tiempos que nos tocan vivir, y los aprovecharemos al máximo.






sábado, 14 de julio de 2012

Teógenes a Peña Blanca. Peguerinos.


 
Hace ya un año de aquella primera ascensión (primera para mí) por la vía Norte o Teógenes a la Peña Blanca. Aquella ruta ideada por Teógenes asciende por su cara norte, tenebrosa para lo corta que es. Tiene mucho ambiente a pesar de ser solo dos largos de escalada empalmables en uno. La vía rompe el mito de que en la cima había un saco de monedas de oro para el primero que llegara a subir. Que sepamos el primero que ascendió a su cumbre no bajó adinerado precisamente.



En la primera ascensión, Teógenes sube por un canal musgoso y llega hasta un árbol; posiblemente en él subido, coloca una clavija, la única en toda la vía y asciende por una chimenea que desemboca en la cumbre.

Hay que darse cuenta que ahora nosotros pasamos por allí con los friends y los clavos que hay, que llevamos pies de gato y que tenemos graduado de 6a+ ese paso desplomado donde Teógenes solamente colocó una clavija.

Me gustaría dejar claro que la famosa entrada en la que algunos se han empeñado en ajusticiar su equipamiento, no corresponde a la vía de Teógenes. Es una variante abierta en los años 80 por Juan, de la conocida tienda Koala. Quiero explicar que ese spit, lo colocó Juan sin interceder en la vía clásica, paralelo a un artificial de clavos que enlaza ya con la Norte mucho más arriba. Hay unos maceados donde colocar los pies. Existe la posibilidad (si otro iluminado ha quitado el spit) de asegurarse con un Camalot del número 4 en la grieta horizontal. No queda muy bien, pero es mejor que nada. El que quita el spit podría dedicarse a cepillar unos escalones por la musguera que va por la vía Norte y así no intercede en la variante ajena que presta mucho más encanto a la vía, si se asciende desde allí.



Y después de aclarar, solamente me queda decir que la Norte es una vía que se sigue haciendo y mucho, que normalmente la gente que la escala evita el paso de 6a+ con unos estribos. Mucha gente que la hace (personas mayores y no tan mayores) utilizan los clavos que hay para asegurarse y colocar estribos. Debemos respetarlos.



Una pena que todavía queden restos de clavos rotos en las fisuras e incluso un trozo de madera de un antiguo taco. El rápel descuelgue de la vía son dos cadenas con spits de M-10 en roca algo arenosa. Nos estamos bajando de un redundante sistema pero no el adecuado.


Descripción de la vía:

El primer largo, recorre un paso de 6a protegido con un spit M-8 que a veces está, o no está. Superado el resalte asciende por una repisa estrecha hasta una babaresa donde antes había un clavo pero ya se lo han llevado. Se protege bien con friends. Llegamos a la repisa de la R-1 un spit M-10 torcido y no bien metido con chapa y eslabón, un parabolt M-10 bicromatado con chapa y argolla. El siguiente largo es el más difícil y tiene dos clavos en uso. El primero es una "U" moderna y el segundo una "V" antigua. Se refuerzan con friends o fisureros. Superado el paso tenemos un diedro abierto en chimenea que te lleva a un bloque empotrado. Se sale con un paso aéreo a la reunión. En unos 7 metros podemos asomarnos a la propia cima.

Rápel desde la cadena por la misma vía, algo volado. 



No dudes en repetir la buena vía que Teógenes nos ha dejado. Aunque ahora subamos con pies de gato y friends, preocupados por esos temas tan estúpidos como los clavos y los spit; sin darnos cuenta de valorar la vía y la cumbre.





lunes, 9 de julio de 2012

La Pedra en verano

Llevo diciendo toda mi vida de escalador (poco) "que a la Pedra en verano, se va en vano" Y es casi cierto. Llegamos por la tarde, en Quebranta están dando un mega curso y está petado. En la foca también tenemos a la gente por ahí haciendo las típicas. Y no nos queda otro remedio que ir a los bloques de Cantoco por decimonovena vez. ¡Qué plastón! Afortunadamente hacemos las vías de siempre y vemos que hay dos nuevas muy buenas. La número 1 es una cochambre de vía, pero merece la pena hacerla para saber que es una cochambre. Equipada con spits torcidos muestra unos pasos un poco duros con arañas por doquier. Llevar friends. La número 2 es una fisura ciega que tiene un paso expuesto donde los Totem Cam trabajan muy bien, pero otros friends no. El primero en hacerla fue el Juako en artifo creo, nosotros la hemos hecho en libre y  más o menos creemos que ese es el grado. Ojo, no es fácil, tiene un paso un poco expo. La tres es la famosa "Peladila de espinilla" y es un clásico de fisura. La 4 es una buena vía más difícil de lo que aparenta desde abajo. Ojo a la roca, no sé que tiene pero no adhiere tanto, bien equipada con parabolt Inox M10. La siguiente, la 5 es una placa Pedricera del Sherpa. Dicen que es 6c otros que 6c+ y a los que les he visto hacerla 7a. No sé... a mí siempre me cuesta mucho. A la derecha de ésta ultima hay otra que tiene una pinta muy buena y no sé nada de ella. Tiene un mega cáncamo de descuelgue. Solos por el bosque una tarde y con dolor de espalda de éstas raras pero entretenidas vías.


martes, 3 de julio de 2012

Mi conejo es el mejor. Las berroqueras. Galayos.


Una vía poco conocida, pero si conocida. Y es una gran incongruencia esto que acabo de escribir. Evidentemente sí, pero me quiero explicar. Todos conocemos las vías más famosas de Galayos, las más clásicas y las más apropiadas a nuestro nivel; sólo unos pocos (tontos de nosotros) hemos puesto el ojo en esas famosas vías de los felices 80 que recorrían largas placas con escasos seguros. Buscaban la perfecta fisura de "libro Yosemitico" en alusión al gran libro de Meyers "Escaladas en Yosemite" y con las posibilidades que ofrece la roca del sistema central, hicieron sus escaladas.

A lo que me refiero con la vía "Mi conejo" es, a que todos sabemos ubicarla más o menos; sabemos que tiene un techo fisurado y sabemos que es otra de las tantas líneas que Tino Núñez y compañía abrieron en aquellos años. Pero sabemos... ¿Qué sabemos? Poco... siempre se sabe poco en cuanto a la escalada.





Lo escaso que puedo contar es que es una vía algo larga, de un grado no muy difícil pero que tiene pasajes un poco expuestos que nos harán pensar, y mucho. No es para nada una vía de esas modernas, equipadas con los mejores seguros inarrancables. La vía está equipada con spits de métrica 8 y chapas variadas, desde unas que fabricaba Guiñales, a las famosas chapas "blandengues" Tri-Roc. Todo esto aderezado con unos buenos cañonazos que sonrojarían al más pintado Pedricero que se las dé de valiente. Yo mismo en éste caso.







Detalle de la chapa Tri-Roc que es parte del equipamiento de la vía, junto con un parabolt moderno y su chapa de 4mm.





Y el problema surge cuando en el tercer largo, se me ocurre tirar a mí, porque claro mi compañero es inteligente y bastante más experimentado que yo. Conoce cómo se las gastan en los 80 y entiende que...





El caso, que el primer seguro está a unos 9 metros con posibilidad de caer y hacerse daño en algo que yo gradúo de V+ y bueno; llegas al spit guarro y te aseguras a él porque no hay más remedio.
 

El incauto pero prudente, compañero mira donde colocar ¿los pies?


El siguiente spit está también muy lejos, y llegas agotado mentalmente, te aseguras y miras el tercero que está aún más lejos y no quieres saber nada ya de la vía, del Tino y de la perfecta fisura que ves arriba. Te extrañas y te imaginas a estos hippies raritos burilando desde abajo esa placa que te pone a tono, y no sirven de nada otras vías más difíciles encadenadas puesto que aquí peleas en otras tierras. No estamos en casa, pero sí debería ser nuestra territorio y manejarnos bien.




Cuando el tercer spit está cerca los garbanzos Galayeros crujen bajo tus ancas, y la fisura que crees que es fisura es un canalizo ciego y pendejo. Poco se mete hasta una reunión con friends medianos bajo el techo.




El techo se alza en la horizontal, con una plomada pasmosa, pero llevando friends tipo Camalot no hay ningún temor. Se ve técnico y difícil, sobre todo la salida (como en casi todos los techos)


Foto girada del techo, perfecta raja horizontal.


Hemos suspendido, tendremos que ir a septiembre, pero el del año que viene, que estaremos más fuertes y más motivados. Lo mismo cambiamos esos spits por algo más gordo y fiable... Aunque den ganas de añadir más, debemos dejar la vía con su carácter y espíritu. Prometo no reírme más de esas vías ochenteras.

Chapa casera de L.M. Guiñales



Esperemos ahora, que Galayos está de moda, unos cuantos compañeros de la vertical se atrevan a meterse en las vías que sacamos por la pantalla del ordenador. Desde ésta pantalla se ven fáciles y bonitas pero en directo, te ponen las pilas y claro: suspendes.¿Alguien que halla estudiado de verdad me lleva?

Saludos.


Enlace que alude al nombre de la vía y su significado, algunos que ya peinan canas y prefieren a esas esbeltas mujeres para mí pasadas de moda (aunque también miro, como no) pueden disfrutar de un pequeño corto en éste blog que enlazo. 










lunes, 2 de julio de 2012

Galayos luz y sombra

Fotos del Mono la Vela y la Punta Acuña a contraluz. El escalador es Jonchu de "Mis terrores favoritos"