El eremita, el ermitaño, el asocial todos aquellos que se alejan de las masas; de la muchedumbre y su murmullo. Todos esos que disfrutan de los momentos de soledad, del desarraigo de la ciudad; y lo calamitoso que resulta a veces la compañía de otros humanos imberbes en el ámbito de la montaña.
Y para esos, que no conocen el retiro hacia los paraísos tangibles y encuentran el placer en lo mundano.
Quiero dedicar éstas líneas a aquellos que hacen posible escalar en lugares mágicos, regalarnos recorridos verticales de gran belleza. Estos que digo, que son humanos como nosotros; que no salen en las revistas ni en los libros y que están medio mal vistos. Gracias a ellos por esa herencia vertical.
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| Musgo, cepillo y zarzas |
A ver si quedo con mi amigo el jardinero y me enseña lugares interesantes. Un saludo desde aquí para él.
¡El jardinero! ¡cuánto tienen que aprender de él los que vociferan en internet y en los baretos de la sierra madrileña! Cómo nos gusta darnos importancia pa na y qué poquito le sirve tanto ego reinflao al campo... Andesté una buena siesta en una cima o en un pie de vía que se quite to.
ResponderEliminarEl jardinero fiel jajaja a ver si le veo... que nos cuesta coincidir... ¡Y eso que somos vecinos!
ResponderEliminarSiestas en el campo, en especial esa en el circo de Gredos ¿te acuerdas? acostarse con un día expléndido de verano, y levantarse ¡dos horas más tarde! con tiempo de tormenta... ¡Increible!
Muy buen post jav. Si señor.
ResponderEliminarGracias Tortuga! saludos!
ResponderEliminarSi señor, gracias al jardinero fiel por compartir este interesante y tranquilo lugar.
ResponderEliminarJaime