Nací en una forja por encargo en 1969, un escalador me había pedido a mi padre; un viejo herrero que llevaba años trabajando el metal.
Al poco tiempo me colocaron con violencia en una pared cercana al Escorial, desconocida por la gente. Pasé muchos años en soledad, contemplando amaneceres y crepúsculos.
Un día un escalador volvió a recorrer la antañera vía a la que pertenecía, me tocó y se aseguró en mi. Volví a ser de utilidad después de muchos años.
A la semana, otro escalador alentado por el que confió en mi seguridad, me saco con la mano.
El clavo recién sacado de la pared.
Ahora, vivo en una estantería; soy algo conocido como adorno y supongo que aquí pasaré el resto de mi vida.
lunes, 1 de agosto de 2011
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Qué bonito eres un poeta :D
ResponderEliminarRaúl y Lara
Yo también tengo un buen puñado de "adornos" de cuando escalaban mis padres, jeje. En mi caso siempre van en la mochila y en ocasiones he tenido que tirar de alguno de ellos...
ResponderEliminarSiempre te pueden sacar de algún apuro... jajaja pero vamos pasando miedo.
ResponderEliminarSaludos!