viernes, 31 de mayo de 2019

Galayos. Punta Anita. Vía "Gebreel"




Nota actual: 25/05/2019

Desde que escribí esto hasta hoy han pasado a lo tonto más de cinco años. Hoy lo publico, para quien le pueda interesar. Subí unos croquis al refugio, desconozco donde están. Tampoco me importa pues no lo hice con afán de notoriedad si no para que se repita una buena vía. Posiblemente es (o ha sido) una de las últimas agujas vírgenes en Galayos, en nuestra opinión. Asequible y con ambiente, por eso reseñable y recomendable.




Croquis a mano de Gabi.





Croquis moderno, a foto.





Lo primero es dar las gracias a Gabriel Martín, mi amigo y compañero que me llevó a Galayos.


Gabriel Martín. Un tipo grande en todos los sentidos.



Había escalado muy poco en Galayos. Muy poco, ni siquiera la concurrida Sur del Torreón. Pero siempre he tenido la extraña costumbre de arrimarme a los aperturistas de vías.

Y Gabi me llama para escalar en verano. Yo accedo encantado, nunca me he negado a un plan nuevo y distinto. Se supone que íbamos a cambiar unos rápeles y unos buriles a "no sé donde" y bueno, algo aprenderé seguro.

Meto a la mochila todos mis friends, un juego completo. Gabi me dice que llevará algunos de los suyos. Me recomienda llevar el Camalot del 5. ¡Venga! También la maza, clavos, un par de parabolts inox para esa reunión que hacía falta. Cordinos para puentes de roca... cintas.


Y subimos la cuesta, con tanta motivación que en un momento nos plantamos en el collado de Punta Mónica, dejamos las cosas en la repisa vivac y Gabi comparte conmigo unos "Power Gel" que nos hacen subir el nivel de glucosa en un momento. Ya encapotado me lanzo al primer largo. El me dice: -Tira por ahí por esa fisura, es V+ muy bonita. Subiendo notaba mucho musgo, y que era un pelín más difícil. -Bueno-Pensaba. Galayos es duro, y esta vía no se repite nada y está así. Y venga a tirar piedras a la apretura. Como caían.


Inicio de la vía.



Después de un paso musgoso y una travesia un poco técnica logro llegar a una repisa donde monto la primera reunión. Gabi sube tirando más bloques.






El siguiente largo es un diedro escalonado muy bonito. Le toca a  Gabi y sube apretando con cuidado para no tirarme ningún bloque. Encinta un puente de roca con un cordino rojo y reunión 30 metros más arriba.


El bloque justo bajo el primer seguro, ya no está.



Ante nosotros una canal en sombra. A la vista "la aguja" a la que íbamos. Un largo que abre Gabi, buscando lo fácil con una pequeña chimenea y pasos divertidos por garbanzos Galayeros nos deja a pie de una característica fisura que corta la aguja en dos.

Me toca a mí, y voy algo indeciso. Pero me voy metiendo en faena. Colocando un Camalot en una fisura horizontal y ayudado por esos gabarros grises que invaden estas placas progreso hasta una fina fisura donde micro-empotradores cuidan de mí.

He puesto el último fisurero muy lejos y estoy haciendo la moto en un off-with muy sucio. Caigo y arranco algunos fisureros, me para un Alien. No ha sido para tanto el vuelo. Lo vuelvo a intentar. Han saltado los cristales que sujetaban el cobre de mis HB. Finalmente le cedo el turno a Gabi, que se empotra y sube bien. Se le dan bien las estrecheces.

Me asegura y subo flipando con el largo, pero más aún flipo cuando le veo en la cima asegurandome al hombro, con su bigotito y sus pantalones de flores. Me dice: -¡Enhorabuena chaval! Acabamos de abrir una vía a una nueva aguja, estaba vírgen!-




Yo al principio no me lo creía, pero después de ver que no hay forma de bajar de semejante falo de la naturaleza, empecé a creermelo. Y mediante ese "pequeño" engaño subimos a una de las últimas agujas vírgenes del Galayar. Ya podría habérmelo contado antes...

Burilamos la reunión, un par de buenos parabolt inox para un rápel que dure "toda la vida" Más tarde decidimos empotrar unos buenos bloques en el tramo de fisura, que ayudan a la progresión y ofrecen un aseguramiento para aquellos que no tengan el Camalot del Nº 6.



Gabi me manda el bloque.


Ese día bajamos muy contentos y satisfechos con nuestra escalada.

Y pasado el tiempo escribo esto hasta hoy (año 2015), porque antes de ayer repetimos Helena y yo la vía sacando nuevas conclusiones.

La primera es que aparentemente no la ha repetido nadie. Tenía el mismo musgo o más. La segunda es que algunos de los cordinos, han sufrido las inclemencias del tiempo y quizás, el ratón Perico haya dado algunos bocados a las cintas y las haya dejado... inservibles.

Tened precaución.

El grado que dimos, quizás sea un poco amable respecto a Galayos. No sé, no entiendo los grados. El caso es pasarlo bien.






Vistas desde el último largo.



A la izquierda punta Anita y a la derecha el Mono. Vistas desde los rápeles de descenso.

Con Helena (segunda repetición de la vía Gebreel) ascendimos ésta vía, para luego hacer El Mono, La vela y la Punta Acuña en ese orden. Es una actividad redomendable pues a esas agujas no sueles subir en el día. Hay varias alternativas. Nosotros optamos por las normales de cada punta. Los rápeles están todos reequipados por Gabi y los que le ayudamos a cambiar los tinglados.





Esperamos que guste la vía y que se disfrute. Cualquier crítica será bien recibida y analizada.

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